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Es lógico que si estás acá quieras una opción fácil y no dañina para tratar algo tan simple y común como un dolor de garganta.
Entender porqué tenemos un dolor de garganta, corregir la manera en que respiramos, lo que comemos, etc., está muy bien, pero seamos honestos: en el momento en que te duele no podés ni pensar en eso (además, estos beneficios se ven a mediano plazo).
Por eso te ofrezco una solución práctica para el momento del dolor agudo.
Los aceites esenciales pueden usarse poniendo dos o tres gotas en un frasco rociador y así llegar a la garganta.
Si por cualquier razón la molestia no fuera solo en la garganta, sino en el pecho, también podés agregar a todo lo anterior aceite esencial de eucalipto. Podés poner 5 gotas de aceite esencial en una cucharada de aceite de coco o menos, y frotarlo por el pecho y el cuello.
Otras sustancias curativas:
Nutricionalmente, lo mejor que podés hacer es ayunar (suelo recomendar un ayuno de entre 24 y 48 horas, pero depende del cuadro) y no gastar energía en la digestión cuando tu cuerpo la necesita para otra cosa. Pero en caso de que no puedas, lo más simple es dejar el azúcar, los carbohidratos y los lácteos (en caso de que los consumas, por supuesto) por esos días en que te vas a enfocar en tu recuperación.
Hacete un favor a vos mismo y al mundo, y tomá antibióticos solo si se trata de un cuadro bacteriano constatado, ¡no por las dudas!
Por sobre todas las cosas, si querés ayudar a tu cuerpo a sanar… ¡Dormí! Si todavía no sabés cómo impacta en tu cuerpo dormir 6 horas diarias o menos, te invito a descubrirlo. Y si sabés que no vas a poder dormir más, mejorá tu calidad de sueño (haciendo que 6 horas de sueño valgan lo que 8).
Una vez que haya pasado el cuadro, no te olvides de corregir los factores que te llevaron a enfermarte, como una mala dieta, una inmunidad decaída o poca tolerancia al frío.
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