Patrón de frecuencia cardíaca. La forma de onda ESC de un paciente en un monitor, dispositivo médico que muestra un gráfico con ECG.

Aprendé el lenguaje de tu frecuencia cardíaca

Cómo predecir enfermedades, tomar decisiones inteligentes y aumentar tu fuerza de voluntad.

Buscamos evitar hasta los cuadros más simples de resfriados porque, claro, a nadie le gusta estar enfermo.

Tampoco nos hace gracia que una disminución fuerte de energía y fuerza de voluntad nos lleve a abandonar los esfuerzos que hacemos cada día por acercarnos a los objetivos que perseguimos.

Si pensás que no podés hacer nada para evitar enfermarte y que no tenés control sobre tu fuerza de voluntad, en este artículo vas a aprender algo nuevo.

Vamos a conocer una manera de predecir cuándo tenemos más riesgo de enfermarnos y cuándo somos propensos a tomar malas decisiones debido a una voluntad debilitada. Te cuento qué es la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC) y cómo usar esta métrica para identificar los momentos en que descansar y tomarnos las cosas con calma puede ser una buena idea.

Qué es la VFC y porqué deberías prestarle atención

La variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC) es una métrica poderosa que puede brindarnos información valiosa sobre nuestro cuerpo.

¿Te preguntaste alguna vez por qué a veces te sentís lleno de energía y otras veces agotado? ¿O por qué algunas situaciones te hacen sentir más relajado y otras más tenso? La respuesta está en la VFC: los intervalos entre los latidos de tu corazón.

A diferencia de lo que podríamos pensar, un corazón saludable no late como un metrónomo, marcando cada latido con precisión.

Cómo creemos que late un corazón: un metrónomo funcionando perfecto, colocado frente a una ventana luminosa, el fondo es claro y limpio.

Un corazón sano es más bien como una sinfonía, con cambios sutiles en los intervalos entre los latidos que reflejan la adaptabilidad del sistema nervioso y la respuesta del cuerpo a diferentes estímulos.

Como en realidad late un corazón: como una orquesta diversa y colorida, con variaciones en el ritmo. Imagen de una orquesta tocando distintos instrumentos de viento, músicos vestidos en colores pasteles, interpretando en el escenario.

La VFC está estrechamente relacionada con nuestro nivel de estrés. Cuando estamos estresados, el sistema nervioso simpático, que está asociado con la respuesta de "luchar o huir", se activa y disminuye la variabilidad del ritmo cardíaco. Por el contrario, cuando estamos relajados y en un estado de calma, el sistema nervioso parasimpático, responsable de la respuesta de "descanso y digestión", predomina y aumenta la VFC.

El entrenamiento físico también juega un papel crucial en la VFC. Cuando nos ejercitamos, en especial si es con intensidad, nuestro cuerpo experimenta un estrés físico que afecta la VFC

¿Sabías que el ejercicio bien dosificado puede mejorar la variabilidad del ritmo cardíaco y nuestra capacidad de adaptación al estrés?

¿Imaginabas poder conocer cuándo tu cuerpo está sobrecargado, cuándo necesitás descansar y cuándo estás en condiciones de entrenar duro?

Bueno, la VFC es como una ventana hacia la resiliencia de tu cuerpo y con ella podés tomar decisiones más informadas que te acerquen a tus metas de bienestar.

VFC y Fuerza de Voluntad

¿Por qué a veces te resulta más fácil tomar decisiones saludables, como mantener una dieta equilibrada o seguir una rutina de ejercicio regular, mientras que en otras ocasiones te cuesta resistir la tentación de comer alimentos poco saludables o evitar el sedentarismo?

La respuesta puede estar en tu VFC.

Cuando nuestra VFC es alta, nuestro cuerpo muestra una mayor adaptabilidad al estrés y capacidad de recuperación, y es entonces que nuestra fuerza de voluntad se fortalece. Esto se debe a que un sistema nervioso en equilibrio nos permite tomar decisiones más conscientes y racionales en lugar de reaccionar impulsivamente a las circunstancias.

Joven mujer latina, su cabello es oscuro y rizado, sus ojos están cerrados. Está en un estado de meditación, paz y relajación. Sentada con piernas cruzadas sobre un fondo blanco, iluminada por rayos suaves de sol que entran por una ventana.

La VFC puede mostrarte si tu mente está más clara, enfocada y si por lo tanto estás en un estado óptimo para tomar decisiones importantes y resistir la tentación de caer en hábitos poco saludables.

La medición de la VFC no solo nos ayuda a comprender cómo funciona nuestro cuerpo ante el estrés y la recuperación, sino que también nos permite detectar cuándo estamos al borde de un agotamiento físico o mental. Saber cuándo necesitás descansar y recargar energías es esencial para mantener una fuerza de voluntad constante y evitar el agotamiento extremo que puede llevarnos a tirar la toalla (y arrepentirnos después).

Foto de una mujer latina estresada, a cara lavada y limpia, sin maquillaje, está tensa y con cara desencajada, mirando apuntes en su escritorio y hablando por celular; el fondo es el interior de una habitación, hay una ventana por la que entra luz.

Por último, poner buena voluntad siempre es un poco más difícil cuando sentimos malestar. En esto la VFC también puede ser nuestra aliada, actuando como un indicador temprano de posibles enfermedades o dolencias. Al detectar cambios en la variabilidad del ritmo cardíaco, podemos captar las señales de alerta a tiempo y tomar medidas preventivas para no pasarnos días en cama esperando a que el cuerpo detonado pueda volver a la normalidad.

Cómo medir la VFC

Aplicaciones prácticas para incorporar en tu vida cotidiana

Ahora que estamos en la misma página sobre la importancia de la VFC en nuestra salud, es momento de aplicarla en nuestra vida cotidiana para vivir de manera más saludable y plena.

Pero antes, ¿cómo medirla?

Hay distintos dispositivos que pueden medir la VFC y aportarnos esta información, como los pulsómetros, pulseras de actividad y la gran mayoría de los relojes inteligentes.

Una vez que el aparato que elijas mida tu basal, es decir, tus valores normales durante un par de semanas, debemos tener en cuenta lo siguiente:

  • Una persona sana, con mucha resiliencia emocional y física para superar dificultades, va a tener niveles más altos de variabilidad de la frecuencia cardíaca y una baja frecuencia cardíaca en reposo.
  • Mientras que una persona insana, sobreentrenada, lesionada o muy estresada va a tener lo opuesto, es decir, una baja variabilidad de la frecuencia cardíaca y una alta frecuencia.

Una vez que tenemos esta base, podemos empezar a experimentar con nosotros mismos y ver cómo impacta en nuestra salud y en nuestra fuerza de voluntad.

Pero lo interesante es que incluso si no puedes medir estos números con exactitud, puedes igual seguir los consejos que te voy a nombrar ahora para mejorar tu fuerza de voluntad:

  1. Entrenamiento Inteligente: Utilizá la VFC para optimizar tu rutina de ejercicio. Asegurate de tener días de descanso adecuados entre sesiones intensas y escuchá a tu cuerpo para evitar el sobreentrenamiento. ¿Cómo hacerlo?
    • Medí tu VFC antes de entrenar.
    • Si encontrás que tu VFC es baja, es posible que necesites un día de recuperación.
    • Si está alta, es probable que tu cuerpo esté listo para un entrenamiento más intenso.
  2. Descanso y Sueño de Calidad: La VFC también puede ayudarte a mejorar la calidad de tu sueño. Establece una rutina de sueño consistente y observa cómo tu VFC cambia en relación con tu descanso. Al levantarte, ¿cómo te sentís y qué refleja tu VFC? Un sueño reparador contribuye a una mayor variabilidad de la frecuencia cardíaca, lo que te ayudará a enfrentar el día con más energía y claridad mental.
  3. Gestión del Estrés: Aprendé a reconocer tus niveles de estrés y cómo te afectan prestando atención a tu VFC, teniendo en cuenta que tu capacidad para lidiar con situaciones estresantes mejora a medida que tu variabilidad aumenta.Podés probar técnicas de relajación como la meditación, la respiración profunda y la atención plena para disminuir el estrés y mejorar tu VFC.También podés guiarte por los cambios en tu VFC para identificar acontecimientos y entornos que te estresen de más para balancear cuándo y cuánto exponerte a situaciones que desafíen tu salud mental.
  4. Nutrición Consciente: La VFC también puede ofrecerte pistas sobre cómo está tu salud digestiva y nutricional. Por un periodo de tiempo, el que elijas, registrá tus comidas y observá cómo afectan tu VFC. Disminuí y si es posible eliminá los alimentos que puedan estar causando inflamación y buscá una dieta que te ayude a lograr una mayor variabilidad de la frecuencia cardíaca y bienestar general.
  5. Relaciones Interpersonales: ¿Sabías que la calidad de tus relaciones también puede influir en tu VFC? Cultiva relaciones saludables y constructivas para reducir el estrés y mejorar tu bienestar emocional. La VFC puede ser un reflejo de la armonía en tu vida social.
  6. Visualiza tus Metas: Utilizá la VFC como una herramienta para medir tus avances hacia tus metas de bienestar. Establece metas claras y realistas y observa cómo tu variabilidad refleja tu progreso.
  7. Autocuidado y Autorreflexión: Practicá el autocuidado y la autorreflexión regularmente. Tomate un momento para medir tu VFC y reflexionar sobre tu bienestar físico y emocional. ¿Qué cambios positivos has experimentado? ¿Qué áreas necesitan más atención? La VFC puede ser una nueva forma de escucharte y una aliada para mantenerte conectado/a con vos mismo/a.

Recordá que la clave está en la consistencia y en la adaptación. Puede tomarte algo de tiempo conocerte desde el punto de vista de tu VFC, comprenderla y aprender a utilizarla en beneficio propio.

No te desanimes si no ves resultados inmediatos. No se trata de una solución mágica, sino de una herramienta para tomar decisiones más conscientes.

Cada vez que prestar atención a tu VFC te permita escuchar lo que necesita tu cuerpo, ya sea una buena dosis de ejercicio, una pausa para relajarte o un día de descanso, ya puedes contar un paso más hacia adelante que se notará en tu fuerza de voluntad y tu bienestar general.

La VFC te recordará que cada paso y latido cuentan, y que cada pequeño logro te acerca a tus objetivos.