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Cuando nuestro organismo acumula más toxinas de las que puede eliminar, podemos ayudarlo.
La variedad de métodos depurativos usados hoy puede llegar a ser desconcertante. Pero muchas veces y como es en este caso, existen antecedentes del uso de una técnica específica, en donde su antigüedad es prueba de su efectividad.
Limpiar el intestino delgado tiene beneficios importantes con respecto al método de lavaje colónico. Al atravesar por completo el tracto digestivo, es beneficioso tanto para el intestino delgado como para el intestino grueso y el estómago.
“Shank Prakshalana” es un método muy efectivo de limpieza intestinal. Una de sus grandes ventajas es su simpleza, ya que se realiza en casa y solo se necesita agua y sal marina. No tiene los costos de, por ejemplo, una hidroterapia colónica, ya que no requiere infraestructura específica.
Como todo procedimiento, posee contraindicaciones. De todas maneras, es importante comprender que las contraindicaciones son relativas y no absolutas. Debe analizarse cada caso en particular.
Por ejemplo, suele contraindicarse ante patologías con lesiones en el tracto digestivo (Colitis ulcerosa, Crohn, etc.), pero a su vez, son uno de los cuadros clínicos que más se benefician de la limpieza si esta es realizada en el momento correcto.
Otras contraindicaciones relativas son:
Si ninguno de estos es tu caso, podés seguir adelante.
Todas las depuraciones son más efectivas en el contexto de un proceso depurativo completo, en el que se realiza una dieta acorde, lo más fisiológica posible.
Al finalizar la limpieza es importante iniciar la dieta sin dejar pasar demasiado tiempo con el intestino delgado vacío. Se debe iniciar con un alimento sólido y evitar bebidas para no continuar con el efecto depurativo osmótico.
La dieta posterior a la limpieza no debe incluir alimentos ácidos, picantes ni irritantes de la mucosa intestinal, ya que esta está más expuesta a cualquier agente nocivo.
Calentar 5 o 6 litros de agua disolviendo 18 gramos de sal por litro de agua a utilizar.
Sobre la sal: Esta sal NO es ABSORBIDA por el organismo, simplemente se utiliza para realizar un efecto osmótico. Por ende, las personas que tengan contraindicada la ingesta de sal (por ejemplo, quienes tengan hipertensión) SÍ pueden realizar esta limpieza.
Es importante no disminuir la cantidad de sal por litro, ya que debe ser siempre mayor a 9 gramos por litro para no ser absorbida. Si no tenés cómo calcular la cantidad correcta, es preferible utilizar de más, que de menos, para no correr riesgo de absorberla.
No es necesario utilizar sal de muy alta calidad, ya que no se quedará en nuestro organismo.
Sobre el agua: Si bien las necesidades varían de individuo a individuo y los textos más antiguos dan por terminada la limpieza al eliminar el agua salada con el mismo color con el que ingreso al organismo, la cantidad a utilizar suele ser menor a 6 litros.
Con un ciclo de cuatro sencillos movimientos se facilita la conducción del agua por el tubo digestivo hasta su evacuación.
Cada movimiento se efectúa alternativamente cuatro veces a cada lado, excepto el primero, que se aconseja efectuarlo seis veces. El ciclo total de movimientos demandará aproximadamente un minuto.
Si notás el estómago lleno al final de la limpieza, es que ha quedado algo de agua en él. Para eliminarla se repetirá el ejercicio del primer movimiento, es decir el que elimina el agua del estómago abriendo el píloro.
Si la sensación de llenado se produce más abajo, conviene detener la ingesta de agua, repetir los ejercicios y volver al inodoro. Una vez recobrada la sensación normal, se prosigue con el método.
Al cabo de dos o tres evacuaciones, el agua saldrá solamente turbia, con variaciones en su color. Ello indica que el proceso es correcto y se debe continuar, hasta que el agua salga tan transparente como entra.
Si luego de la limpieza se advierte en las extremidades retención de líquidos (seguramente debido al uso de baja concentración salina y/o dificultades en el tránsito intestinal) basta con beber bastante agua o jugos de fruta, a fin de ir facilitando la eliminación del exceso acumulado. Esto se puede complementar con actividad física y movimiento. También ayudan posturas de yoga (como la “vela”) o reposo en tabla inclinada.
La limpieza de intestino delgado es útil para todo el tracto digestivo, sin embargo no tiene la capacidad (que sí posee el lavaje colónico) para despegar las adherencias de materia fecal de la mucosa colónica, sitio de cultivo de bacterias patógenas, nocivas para el organismo.
Existen múltiples herramientas para devolvernos a un estado de salud óptima. Es importante reconocer las limitaciones de cada herramienta y usarla en su contexto específico, para sacar el máximo provecho de ella.
Es un método ideal para realizar luego de una limpieza hepática, dado que esto evitará la reabsorción de parte de los residuos eliminados.
Si se realiza anualmente, el momento ideal para realizarla es a finales de la primavera o previo al inicio del verano. Esto permite un mejor funcionamiento del órgano en la estación de mayor incidencia de diarreas. Y según la medicina china tradicional, contribuye a fortalecer al elemento fuego y al corazón.
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